CANTUR


Este diseño fue creado por encargo para una campaña que pretendía fomentar el turismo cántabro en nuestra región.

PAPARAZZI


Penetrada por los disparos que inmortalizaban mi decadencia. Sumergida en una espiral de escándalo y excesos. Ahora todo es silencio.

Miro a través de las raídas cortinas y una sensación de irrealidad me invade. Ahí están los cazadores de exclusivas acechando bajo mi ventana, pero sé que sólo son fantasmas que moran en mi mente enferma. Esos, a los que con aversión amé, no volverán a hundir sus plumas en mis carnes, ni a quemar mis ojos con sus flashes. Porque estoy muerta, como aquellos sobre los que yo germiné y cuyos gritos de advertencia no atendí. El narcotizante canto de la fama me había poseído y condenado.



Os deseo a todos felices fiestas y feliz año nuevo con este diseño exclusivo (mío of course) pintado de forma íntegra con la tableta digital, que se ha convertido en una prolongación de mi mano.

SÓCRATES


Un mes en el paro fue suficiente para que me decidiera por fin a desempolvar la pequeña, pero muy manejable por otro lado, tableta digital (una Genius). Tras varios intentos poco fructíferos y miles de consultas a foros sobre cómo pintar en photoshop, hallé mi propia técnica basada básicamente en hacer zoom y usar pinceles de punteo con muy poco flujo. Una fotografía de mi abuelo fue mi elección, de la cual me arrepentí en cada arruga y cada punto de la barba durante las dos semanas que me ha llevado el proceso.

EL SABOR DEL AIRE


No es lo que tu vista alcance a ver, o aquello que tus oídos adviertan a escuchar. Es todo eso, y mucho más. Arenas de Cabrales te envuelve en un cálido abrazo de bienvenida de mil tonos de verde. El tiempo se detiene, sobre tu cabeza el cielo te observa, imponente, y bajo tus pasos, un sendero de vetustas piedras marcan el inicio de una ruta junto al río Casaño. El camino se tuerce y gira sobre su propia marcha, para empequeñecer tu semblante frente al vasto océano que ruge y rompe en el acantilado y la playa de Torimbia. Allí, el océano, el Cantábrico Asturiano, en una sonata litúrgica y amarga, y también sensual, te atrae hacia su vientre de sal y espuma.
Al caer la noche, el negro más intenso falla en su intento de devorar el paisaje frente los verdosos destellos de las apacibles farolas. Tras la nutrida cena de crujiente marisco y bañada de turbia sidra, la hospitalidad se convierte en frenesí, y la villa te invita a pasar una agradable velada en La Palma. Un jardín en todas direcciones, una peculiar clientela, y una cuidada decoración étnica son los ingredientes de los sabrosos “caipiroskas” que Nano sirve con maestría, y que sublime y suavemente te llevan a un entorno onírico en el que compartir reflexiones acerca de la existencia.